Luces de bengala

En el curso de la historia de nuestro país, algunas damas extranjeras que han residido en estos lares han dejado testimonio de lo que, con gracia y una buena dosis de curiosidad, observaron. Relatos de la vida cotidiana y pública resultan doblemente valiosos, primero porque arrojan luz sobre aspectos que enriquecen nuestro conocimiento de nosotros mismos y, segundo, porque ilustran con una perspectiva ajena a nuestras costumbres y cultura. En ese contexto, aparece madame Calderón de la Barca alrededor de los años treinta del siglo antepasado. Durante el siglo pasado, en la década de 1910 a 1920, Margaret Ann Plahte, en su calidad de esposa del primer embajador noruego acreditado en nuestro país, envió deliciosas misivas a familiares que vivían en su tierra natal, relatando episodios de su vida y su percepción de hechos fundamentales ocurridos en nuestro país. Cuando llegó a la Ciudad de México, se estaban celebrando las fastuosas fiestas del primer centenario de la gesta que nos dio i...