Tiras de cómics

En cuanto aprendí a leer, me aficioné a los periódicos y de éstos, la sección favorita para mí eran las tiras de cómics. Empezaba con ellas, luego seguía la sección de deportes, después la de asuntos nacionales e internacionales, más tarde la de la nota roja y al final las de sociales y notas gastronómicas. Ahora, después de casi ochenta años, mis aficiones han cambiado poco, excepto en lo referente a los cómics, pero eso se debe a causas reprobables que no me son imputables. Resulta que en los diarios, los que sobreviven, ya no los publican. Debería haber boicoteado la prensa y encabezado una protesta mundial, pero tuve temor de desatar una tercera guerra mundial y me abstuve. Escribo estas líneas invadido por la nostalgia. Dos de esas tiras están dedicadas a "Carlitos", y a todos sus entrañables personajes, y la otra es "Mafalda".



Carlitos es un niño normal, tímido, su deporte favorito y el que practica es el béisbol. Se desempeña cada temporada (cada primavera) como capitán y pitcher de su equipo, y sueña con ganar un partido. Su arenga favorita es: "Aquí estamos sin haber sufrido una derrota, frente a nuestro próximo reto: el primer juego".

Su equipo está conformado por los amigos del barrio y, como son pocos, no discrimina la participación de género, también hay niñas, y sobre todo está "Snoopy", el "terror" de los jardines, el mejor cazador de pelotas, su fiel perro que además no necesita ninguna manopla, sus fauces y dientes le bastan. Cada uno de los jugadores tiene su historia. "Linus" es el mugriento que vive inseguro y necesita estar abrazado o arrastrando su frazadita; otro de sus amigos, en sus ratos de ocio, vive pegado a un pequeño piano porque es fan de Beethoven, etc. Snoopy es como cualquier otro perrito normal, tiene su propia casa, la tradicional, donde vive y mora. Sueña con derrotar al "Barón Rojo", el famoso as de la aviación de la Primera Guerra Mundial, y para ello convierte su casa (en sus sueños recurrentes) en un avión caza de combate. Pero como todo es normal, ni en sus sueños puede derribar al "Barón Rojo" y éste deja su avión (su propia casa) como "coladera" de tantos tiros que le pega. En esta tira, tampoco falta, como en la vida real, el personaje "amargoso" Lucy, odiosa, encarnada por una niña insufrible (cualquier semejanza con la realidad es mera coincidencia).

En cambio, en la tira de "Mafalda", ella es un ser "anormal", odiosa, sabelotodo, exactamente como una adulta narcisista que opina, critica y cuestiona como si fuera una experta. A mi juicio, la lectura de esta tira no mejora ni con la inclusión de otros amigos de la pequeña Mafalda. Leer a este personaje no alivia en nada los aspectos detestables de la raza humana en constantes conflictos. Para eso, me basta la vida "normal". Lo único aceptable de esta tira es que Mafalda, en un resabio de "normalidad", no traga la sopa de lentejas, su única conexión con mi lejana infancia. Sé que con estas confesiones, mi popularidad, que nunca ha sido mucha, se va a desplomar como la bolsa" de Nueva York en el crack de 1929, es decir, a menos cero. Pero es normal que "uno no sea monedita de oro para caerle bien a todos", por ello no me afectará. El luto ya lo llevo en el alma porque "Carlitos" ya no me alegra cada día con sus diarias desventuras cómicas.

Saludos

P.D. Por favor, ni se atrevan a comparar mi cómic con las "mañaneras". Sería motivo de infarto.




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