Guillermo del Toro, un mexicano con sabiduría




“Le tengo más miedo a la estupidez natural humana que a la inteligencia artificial”. —Guillermo del Toro

Estimado Guillermo, perdona la confianza de este humilde fan, pero gracias a tu talento estas líneas cobran vida.

Contemplar como trivial una pelea de empujones entre dos sujetos cuyos antecedentes los incluyen en el círculo del Infierno de Dante —dedicado a los políticos mentirosos, pendencieros, corruptos, violentos, etcétera— resulta imposible. Inexplicablemente, o más bien de forma explicable, esos personajes son líderes de dos partidos políticos de este país y conspicuos aspirantes, a sus propios ojos, a la presidencia de la República. En lugar de debatir por qué en la persecución de delincuentes del crimen organizado sigue intocado uno de los ejes de su expansión —la complicidad de políticos con esas actividades—, se fingen debates estériles. A la segunda se le persigue; a la primera, no la tocan ni con la hoja de una carpeta de investigación. Y así pervive, sin que ninguno o casi ninguno de quienes ejercen la función pública cumpla con su obligación mínima: persecución, detención, procesamiento y condena.

¿Cómo afirmar, sin ningún rubor, que se defiende la soberanía nacional, cuando territorios y regiones enteras de este país son presas de extorsiones, desapariciones y asesinatos? Es la abdicación de la primera obligación del Estado: proteger al ciudadano para que pueda vivir en paz ejerciendo sus derechos fundamentales.

Llevamos años acumulando promesas, mes tras mes, de que el sistema de salud estaría al nivel de los países más avanzados —como Dinamarca—.

¿Cómo lograr que México avance en progreso, paz y bienestar si ahora los funcionarios y políticos del odiado PRIAN son presentados como hermanos, y si por boca del “mesías” ingresar a Morena significa que automáticamente todos sus pecados, trapacerías, traiciones y corrupciones quedan perdonados?

¿Acaso creen que México va a soportar otro sexenio sin que empiecen a fallar las entregas de apoyos a ancianos, becas a estudiantes, ayudas a discapacitados, etcétera, mientras la producción de servicios, la creación de empleos y el fomento a la pequeña y mediana empresa quedan en segundo plano, apoyándose increíblemente a los grandes empresarios?

Súmele las preguntas sobre desaparecidos, violencia criminal, educación sin calidad, etcétera, etcétera. Problemas en manos de una mayoría de gente preparada, sí, pero incapaz e inepta.

Y, estimado Guillermo, con un partido que gobierna en constantes muestras de estupidez humana, nuestro miedo alcanza cotas de terror.

Gracias.

Posdata: ¿Quién nos salvará…? ¡El Chapulín Colorado!

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