Igualdad


Este país está de plácemes.

La igualdad es una realidad. Por fin igualdad de género, cuando menos en la ley, en la Constitución, sin olvidar que en cargos políticos la mujer ha avanzado sin duda, basta mencionar que ahora la primera magistratura está a cargo de una mujer.

En el caso de los funcionarios judiciales, al decir de figuras tan preclaras y distinguidas como el actual presidente de la Cámara de Senadores, don Gerardo Fernández Noroña, con la Reforma Judicial (la que va porque va, y ni Dios Padre la para) cualquier abogado, con los mínimos requisitos que ahora se exigen, puede aspirar, por elección del “pueblo” al cargo de juez de distrito, magistrado y aún ministro de la Suprema Corte.

Supongo que en su tumba Benito Juárez brinca de gusto, pues en su tiempo haber llegado a la Presidencia en su condición indígena resultó una apuesta que nadie, en su tiempo… y en el actual suponía fuera posible; con la nueva reforma constitucional cumpliendo con el requisito de la licenciatura en Derecho con un promedio de calificaciones mínimo de 8 en las materias de la carrera y otros requisitos relativamente fáciles de cumplir se puede aspirar… si se cuenta con el voto popular… y del “dedito” de la que Ustedes ya conocen, o del partido de la 4T.

Aun así, no deja de extrañarme que la señora Yasmín Esquivel Mossa, que actualmente ocupa (no creo que desempeñe) el cargo de ministro de la Suprema Corte, exprese que “está lista para participar en el proceso electoral a celebrarse en junio del año próximo, pues ya cuenta con pase automático para estar en las boletas de elección judicial. Expreso mi asombro pues a la fecha, que yo sepa, la UNAM no ha manifestado a través del organismo interno que revisa si la susodicha persona cumplió con el requisito esencial de haber elaborado su tesis de grado, de la que se le acusa haberla plagiado “honrosamente”.

Desde el instante mismo en que Doña Yasmín se pronunció en esa aspiración cuenta con mi voto, aclarando que tal vez ese no tenga valor, porque como dijo el ranchero “desde endenantes” nunca me he considerado integrante del “pueblo bueno y sabio”, el que seguramente la elegirá. Apuesto que así será.

          ¡Viva la igualdad! ¡Viva la nueva meritocracia!

Posdata. Estimada “doña”: cuando vea al señor Arturo Zaldívar, salúdemelo de mi parte y preséntele mi más humilde reconocimiento a su trayectoria e integridad como las que a usted le adornan.

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