El francotirador
Acabo de leer una novela de Stephen King. Este autor es famoso por sus novelas de terror y porque aborda este tema desde muy distintos puntos de vista. Sin embargo, la lectura de la obra que recién terminé se refiere a un exmarine que destacó en la guerra que se desató en Irak, después de que concluyó la guerra en que los Estados Unidos y otras naciones derrocaron al gobierno de Sadam Husein.
Billy Summers es el exmarine que se convierte en diestro francotirador y que escribe sobre episodios de su vida y lo sangrienta y violenta que fue su estancia en Irak. Al retirarse del ejército, se convierte en un asesino por encargo, y sus víctimas perecen gracias a su habilidad como francotirador.
Billy solo acepta encargos y su blanco es un hombre malo, es decir, alguien que no merece vivir.
La novela que lleva el nombre del exmarine es ficción, pero atrapa al lector. Increíblemente, en el curso del relato, Billy, como especie de terapia, escribe sobre su vida, no para ser leído, sino para deshacerse de los sueños que le quitan el sueño, porque no olvida el detalle de cada blanco que cayó bajo su mira telescópica, y ellos son una constante pesadilla.
El final, que no voy a explicar, se presenta en realidad con dos posibles desenlaces: lo que realmente sucedió y lo que él imagina que pasó. El lector escoge. Después de la última página, dedicada a los agradecimientos del autor a quienes de alguna manera contribuyeron a construir la historia, el libro termina con una frase de Emily Dickinson:
"Para viajar no hay mejor nave que un libro."
En efecto, desde niño, cuando leía, viajaba a lugares ignotos, conocí a personajes desde Ulises, Alejandro Magno, Julio César, Napoleón, los esposos Curie, Tomás Alva Edison y cientos más. Penetraba en sus emociones, pasiones, errores y aciertos, y vivía con los propios personajes otras existencias.
Por ejemplo, cuando a corta distancia dispara sobre un guardaespaldas que no supo ni cuidar la propia, este dio unos pasos y, él, para detener su caída y evitar el ruido que pudiera prevenir a su patrón de lo que se le venía, puso los ojos con la mirada a lo lejos y dijo: "No apaguen la luz". Bueno, eso no es cierto, lo acabo de inventar, pero de eso se trata: de imaginar lo que ha sido o lo que nunca sucedió.
Billy Summers es el exmarine que se convierte en diestro francotirador y que escribe sobre episodios de su vida y lo sangrienta y violenta que fue su estancia en Irak. Al retirarse del ejército, se convierte en un asesino por encargo, y sus víctimas perecen gracias a su habilidad como francotirador.
Billy solo acepta encargos y su blanco es un hombre malo, es decir, alguien que no merece vivir.
La novela que lleva el nombre del exmarine es ficción, pero atrapa al lector. Increíblemente, en el curso del relato, Billy, como especie de terapia, escribe sobre su vida, no para ser leído, sino para deshacerse de los sueños que le quitan el sueño, porque no olvida el detalle de cada blanco que cayó bajo su mira telescópica, y ellos son una constante pesadilla.
El final, que no voy a explicar, se presenta en realidad con dos posibles desenlaces: lo que realmente sucedió y lo que él imagina que pasó. El lector escoge. Después de la última página, dedicada a los agradecimientos del autor a quienes de alguna manera contribuyeron a construir la historia, el libro termina con una frase de Emily Dickinson:
"Para viajar no hay mejor nave que un libro."
En efecto, desde niño, cuando leía, viajaba a lugares ignotos, conocí a personajes desde Ulises, Alejandro Magno, Julio César, Napoleón, los esposos Curie, Tomás Alva Edison y cientos más. Penetraba en sus emociones, pasiones, errores y aciertos, y vivía con los propios personajes otras existencias.
Por ejemplo, cuando a corta distancia dispara sobre un guardaespaldas que no supo ni cuidar la propia, este dio unos pasos y, él, para detener su caída y evitar el ruido que pudiera prevenir a su patrón de lo que se le venía, puso los ojos con la mirada a lo lejos y dijo: "No apaguen la luz". Bueno, eso no es cierto, lo acabo de inventar, pero de eso se trata: de imaginar lo que ha sido o lo que nunca sucedió.
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