¿A quién le crees?

Cuando uno es niño, les cree a sus padres a pie juntillas; para un niño, su padre es prácticamente un superhéroe, no hay cosa que no pueda hacer. Con los años, aprendemos que todos los seres humanos tienen virtudes y errores, o fallos, y esos también nos alcanzan. Cuando se pone en duda la integridad, honestidad o alguna otra cualidad, las pruebas a favor o en contra deciden o inclinan la balanza.

Traigo a colación lo anterior por el reciente suceso en el que el famoso jefe del cártel de Sinaloa, el Mayo Zambada, en unión con un hijo del Chapo Guzmán, llegó como caído del cielo a manos de las autoridades policiacas de los Estados Unidos, al parecer de la DEA, en un aeropuerto del estado de Nuevo México, en la frontera con México.


 

Este hecho, hasta cierto punto inédito, ha sido objeto de toda clase de explicaciones o conjeturas. Para empezar, el gobierno de México, a través del presidente y de la Secretaría de Seguridad Pública Federal, expresó que no sabían nada del hecho, lo cual contradice lo expresado por “ya saben quién”, de que en este país no hay quien esté mejor informado de lo que pasa que "el Mesías". Lo que prueba, o la ineptitud, o el contubernio. Increíble y obviamente de no creerse, que los Estados Unidos afirmen que no sabían que ese par de angelitos iba a llegar a su territorio.

Poco a poco han surgido explicaciones, sin pruebas contundentes.

Al parecer, el hijo del Chapo, homónimo de su padre detenido y condenado a prisión perpetua en los Estados Unidos, pactó con la DEA entregarse para ser juzgado por delitos de la delincuencia organizada, con la oferta de ser tratado con benevolencia para él, para su hermano Ovidio, para otros familiares, y según yo, hasta para obtener beneficios para su padre, a cambio de entregar al Mayo Zambada, que entre paréntesis es su padrino. ¡Qué bonita familia!

El abogado del Mayo Zambada dio a conocer hace casi 15 días una carta en la que relata que “acudió a una reunión convocada por hijos del Chapo, principalmente por su ahijado, a la que asistirían el actual gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, y el exrector de la Universidad de Sinaloa, universidad pública, Héctor Melesio Cuén Ojeda, para resolver quién quedaría al frente de dicha universidad, ya que hasta la fecha existe o existía una agria disputa entre el gobernador y el rector ya señalados (arreglo al más puro estilo del PRI) y lo impensable: con la intervención del Mayo Zambada y de los hijos del Chapo (Y eso que "no son iguales")”.

La reunión se celebró en el Centro de eventos Huertos del Pedregal, en la ciudad de Culiacán. A ella asistió el Mayo, con una escolta de cuatro personas de su entera confianza, dirigidos por José Rosario Heras López, comandante en activo de la policía judicial del estado de Sinaloa.

Cuando llegó el Mayo, dos de sus escoltas se quedaron en el vehículo, y con otros dos entró al Centro, donde el Mayo observó que ya estaba el exrector Héctor Melesio Cuén y el hijo del Chapo, Joaquín Guzmán. Este le pidió que lo acompañara a una habitación u oficina y él no desconfió; más tardó en entrar que en ser secuestrado, colocándole una capucha e inmovilizándolo. De ahí lo llevaron a la caja de una camioneta, que en un traslado de 20 a 25 minutos lo bajaron y lo subieron a una avioneta en un campo de aviación, atándolo a un asiento. Joaquín Guzmán López le quitó la capucha y de ahí volaron a Estados Unidos, donde fue detenido y encarcelado.

De película para él; para el Mayo, de terror.

La DEA, el FBI o la CIA niegan cualquier intervención. ¿Cómo fue que un avión voló el territorio de Estados Unidos sin ser derribado? ¿Cómo sucedió que al llegar el avión a Estados Unidos y descender del mismo, ya estaban presentes los elementos armados de Estados Unidos para detener al Mayo y al Chapito? ¿Cuáles son los arreglos del cártel de Sinaloa y los Estados Unidos, etcétera?

Por otra parte, cabe decir que el mismo día que el Mayo fue secuestrado, también fue agredido, según autoridades de Sinaloa, para robarlo, y resultó muerto el rector Héctor Melesio Cuén. Tampoco se sabe qué sucedió con los escoltas del Mayo, que desde entonces desaparecieron.

La cereza de este pastel de receta francesa, por lo complicado de sus ingredientes y su elaboración, la dio al día siguiente cuando, en una reunión política, el gobernador negó saber nada de lo ocurrido. López Obrador y la electa presidenta Claudia le dieron y siguen dándole todo su apoyo al honesto, recto, valiente gobernador de Sinaloa.

Nos preguntamos a quién y qué vamos a creer. La posible respuesta: a la fecha, a ninguno, pues sobran interrogantes y faltan pruebas. Tal vez la teoría de la traición de los Chapitos al Mayo, su acuerdo con autoridades de Estados Unidos, su secuestro, traslado y entrega a las autoridades de ese país sea lo más aproximado a la verdad.

Lo previsible es que los Estados Unidos operaron el curso de lo ocurrido, pero no confían ni creen en la honestidad y eficiencia de las autoridades mexicanas, a mi juicio con toda razón, pero eso no les da derecho a secuestrar y arreglar el secuestro de un nacional, aunque éste sea el Mayo, pero así se va a quedar, pues ya lo dijo un sabio dicho mexicano: "Palo dado ni Dios lo quita". ¿A poco vamos a creer que México romperá relaciones con Estados Unidos, o que nos devolverán al Mayo en medio de toda clase de disculpas? Y lo peor, ¿vamos a creer que en Sinaloa no está en manos del crimen organizado desde su gobernador hasta el más humilde policía municipal?

Vamos a esperar a que la Procuraduría General de la República, en manos de Gertz Manero o del que venga, acelere el asunto con pruebas. Como dice la canción, "en el cielo o en el infierno te espero, vida mía".

Posdata: En uno o dos años podremos ver a todo color la serie que relata el secuestro del Mayo, y tal vez sean dos o más series, pues cada quien tendrá su versión según sus intereses.

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