Pérdidas
La vida, reflexiona una autora, nos enfrenta a pérdidas. Nada es para siempre, todo cambia.
Al final del pasado mes de mayo y principios del presente, en mi existencia personal, tuve un ejemplo del constante cambio. En tan corto espacio de tiempo, mi entrañable compañera, Laiza, después de una larga vida --alrededor de 14 años-- el peso de los años y la salud deteriorada le pasaron factura.
Laiza, que llegó a nuestras vidas, a la de mi esposa y la mía, cuando Coffee, nuestra pequeña mascota de la raza Shih Tzu de inquieto carácter, en un descuido salió a "descubrir el mundo" y en su entusiasmo e ignorancia se atravesó en la circulación vial, un automóvil lo arrolló. Mi esposa resintió en el alma el suceso y para compensar su ausencia, apareció Laiza, de la raza Schnauzer, quien resultó una sustituta que se ganó el afecto de toda la familia.
Cuando Irma se adelantó en el camino, Laiza fue su herencia y mi permanente compañía hasta hace pocos días.
Ya extraño su búsqueda y constante exigencia de que acariciara su pelo, su vitalidad que proyectaba en constantes recorridos por toda la casa dedicada al aviso certero de que por la acera de la casa circulaban personas o congéneres de su especie.
La pérdida aturde, la mente niega el hecho, el cuerpo lo resiente. Cerrar el ciclo, como lo recomienda la escritora en el artículo que cayó en mis manos en estos aciagos momentos, es una frase de verdadero sentido pero de difícil aceptación. Cerrar el ciclo requiere de tiempo, cada quien lo procesa a su modo, pero fatalmente lo debemos cumplir para encontrar nuevos significados en el curso de la vida.
Cerrar el ciclo no es exclusivo del proceso de enfrentar la pérdida de alguien o de algo. Los pasos para sanar de esos eventos se suceden en etapas desde la negación, el duelo y finalmente la aceptación. En "esas" estamos, la vida continúa y mientras esto no "se acaba hasta que se acaba", debemos seguir adelante.
Escribir estas líneas me ha traído sosiego. Lamento distraer a mis cuatro lectores con mi pérdida.
Posdata. Como si no fuera suficiente y al margen de toda comparación, de manera contundente perdimos en las pasadas elecciones. Por ahora no es mucho consuelo que en la política, ni las victorias ni las derrotas son para siempre. Las mayorías han decidido la ruta que más conviene al país y deseo de corazón que no se hayan equivocado.
Querido Coco lamento mucho la muerte de Laiza , sé el extraño vacío que deja una mascota en nuestras vidas cuando parten. Te abrazo con el corazón . Te mando un beso enorme. Te quiero. peque
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