Círculo de Lectura Museo Arocena: "El Infinito en un junco"



En el círculo de lectura del Museo Arocena, discutimos el libro "El Infinito en un Junco" de Irene Vallejo. En el prólogo, la autora, tras debatir consigo misma sobre cómo iniciar esta obra, decide abordarla como la narrativa de un viaje. Propone del increíble de reunir todas las obras publicadas o escritas en la Biblioteca de Alejandría. En pos de este propósito, envió emisarios hasta los confines del mundo conocido para conseguir los libros.

Cualquier medio para obtener los libros era válido. Incluso los enviados por Ptolomeo III, quien ansiaba las versiones oficiales de obras de Esquilo, Sófocles y Eurípides conservadas en el archivo de Atenas, solicitaron en préstamo los libros para sacar copias y las obtuvieron, para que en plazo breve las devolvieran, aunque exigieron un depósito de 15 talentos de plata, equivalente a millones de dólares actuales. Pero nunca devolvieron los rollos, aunque perdieran el depósito.

 
Alejandría nació como resultado portentoso de las campañas victoriosas de Alejandro Magno, quien en pocos años expandió su imperio desde Grecia hasta el Indo, incluyendo el reino de Egipto. Se cuenta que Alejandro viajaba con "La Ilíada" como su libro de cabecera, inspirado por las hazañas de Aquiles, a quien consideraba un modelo a seguir. Nunca perdió una batalla contra sus enemigos y falleció a los 32 años, el 10 de junio del año 323 a.C., siendo considerado uno de los grandes líderes militares de todos los tiempos.

Tras la muerte de Alejandro, sus restos se convirtieron en objeto de disputa. Inicialmente embalsamado con la intención de ser trasladado desde Babilonia, ubicada en la actual Irak, para ser sepultado en Macedonia, uno de sus lugartenientes, Ptolomeo, se hizo con sus restos y los llevó a Egipto, donde se erigió un mausoleo cercano a Alejandría, una ciudad construida en la desembocadura del Nilo en el mar Mediterráneo. Esta ciudad se convirtió en la más famosa urbe de su tiempo y albergó la gran biblioteca que se propuso reunir todos los libros existentes en aquel momento.

Esta biblioteca ocupaba tanto espacio que destacaba por ser una ciudad dentro de otra. Alejandría se convirtió en la Atenas de la antigüedad, al grado de que el campo de la cultura pasó a denominarse “la helenística”. Ptolomeo, a pesar de no ser egipcio, fundó una dinastía que perduró casi 300 años hasta su anexión al imperio romano.

Los libros, tesoros preciados de la gran biblioteca, eran protegidos de todas las maneras posibles. Desde allí se originó una maldición oriental: "Al que robe o destruya un libro, se le pudrirá la mano, quedará paralizado, será torturado hasta perecer y las llamas del infierno lo consumirán eternamente como castigo".

A lo largo del tiempo, las antiguas bibliotecas desaparecieron, y la destrucción de la gran biblioteca sigue siendo un misterio. El incendio que tuvo lugar en el año 48 a.C., cuando Julio César estaba en la ciudad, es un evento aún sin esclarecer.

A pesar de la desaparición de la gran biblioteca, algunos de los libros que albergaba sobrevivieron, y otros relatan su existencia y magnificencia. "El Infinito en un Junco" da cuenta de ello. Irene Vallejo no imaginó el éxito de su libro. En su edición inicial, la autora relata que su editora consideró suprimir parte de la obra por su extensión, temiendo afectar su venta.

Desde mi punto de vista, el trabajo de Vallejo no solo “sacó de pobre” a su autora, sino que es de agradecer cada página, porque a pesar de que el volumen de información es abrumador, la amenidad, la forma en que el tema fundamental -los libros- se relacionan con otros temas como el cine, la música, entre otros, junto con anécdotas de la vida, tornan sus páginas en una delicia.

Lo expresado en estos párrafos es solo una pequeña muestra del banquete que significa esta obra. A esta conclusión llegamos los asistentes, asiduos, al círculo de lectura, y más aún cuando supimos que la propia Irene Vallejo, al enterarse de la labor de nuestro grupo, nos dedicó unas líneas por la magia actual de la comunicación digital, desde la lejana España donde ella radica.

"El Infinito en un Junco" no solo nos brindó nuevos conocimientos, sino también enriqueció nuestras vidas con nuevos compañeros en el círculo interminable de las relaciones humanas, tal como Irene Vallejo nos lo hace ver: los libros valen, pero más las personas que los leen, los disfrutan, los aprovechan.

P. D A mis cuatro lectores: un buen libro es un buen amigo, y un buen amigo vale la pena tenerlo a un lado.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Aniversario 89

El arte de mentir

Instituto Intergaláctico de Juristas