México y el surrealismo

Nuestro país no evoca el surrealismo, es en sí mismo surrealista. Ocurren en él sucesos increíbles e impensables, como las pinturas de Dalí, con relojes que penden del aire como objetos de gelatina, o con “espantos” y “aparecidos” como los que relataba Gabriel García Márquez.


En México, todo eso pasa y es además es cotidiano. Tal vez no tan evidente en la capital de la república, donde desperdician la vida trasladándose de un lugar a otro, sea para trabajar, ir a casa o para divertirse. En provincia, mientras más pequeña más rica en experiencias “surrealistas”.
La reencarnación, la transfiguración, la mutación de toda clase de objetos, ideas o de lo que ocurre, sucede día a día.
Hace años, recién se publicó Cien años de soledad y se hizo famosa la corriente literaria denominada Realismo Mágico, pensé: lo que sucede en Macondo, pasa todos los días en mi pueblo. Lo que ignorábamos es que también nosotros éramos personajes surrealistas, como el “sacerdote sin cabeza”, que ofrecía misas a las cuatro de la mañana sin parroquianos. Por eso me cayó en gracia que el rancho de López Obrador se llamara “La Chingada”, lugar en el que, de perder la tercera elección presidencial, se iba a refugiar. No sucedió y ahora no sabemos si él se queda en Palacio Nacional, mientras manda a todos “a la chingada…”, y a vivir felices.
Como sucede en las mañaneras, vivimos en un país surrealista, donde ahora la policía ya no es policía, sino guardia nacional y ésta no se integra por soldados, ni la dirigen militares, sino por la magia de un “chip”, al decir de nuestra Secretaria de Gobernación, de un día a otro se parió un nuevo cuerpo policíaco que come de corre de un lugar a otro, como gallina descabezada, repartiendo “amor fraterno”, pues tiene prohibido usar sus temibles armas que sigue portando, pero éstas, como corresponde, son surrealistas, están de adorno.
Lo bueno… y lo malo, de vivir en un país surrealista, es que no sabes qué va a pasar mañana y eso es terriblemente inquietante, no sabemos si nos va a llevar la chingada y si podemos mandar a todos a la ídem.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Aniversario 89

El arte de mentir

Instituto Intergaláctico de Juristas