Los amantes


Hace poco tiempo que falleció Jeanne Moreau, a los 89 años, famosa actriz francesa, contemporánea de Brigitte Bardot, Sophia Loren, Anita Ekberg y Marilyn Monroe, entre otras. Tal vez la menos bella de las restantes estrellas del mundo cinéfilo, pero a la vez, posiblemente la más inteligente.

En 1958 fue la intérprete de la película Jules et Jim, a la que bautizaron como “Los Amantes” en México, dirigida por el polémico director François Truffaut. Esta cinta prohibida por la Iglesia por atentar contra la moral, (con lo que aseguró éxito de taquilla) relata la relación adúltera de una esposa con el mejor amigo de su esposo y con otro amante ocasional, una rara expresión estética de la liberación femenina.
La fama de la película es que presenta escenas (brevísimas) de desnudos en el acto de la relación carnal (titulados de “pornográficos”), que en realidad se presentaban con escenas en penumbras, donde apenas se perciben las figuras desnudas.
Esta cinta se proyectó en la ciudad de San Luis Potosí, durante la primavera de 1961, en una sala ubicada en el centro de esta ultra conservadora urbe, a un costado del palacio de Gobierno, en una función nocturna –la única-, con un lleno total con espectadores de pie porque no alcanzaron butaca: el 99% de los asistentes éramos varones.

La película, europea, se desarrollaba con una lentitud que contrastaba con las cintas norteamericanas, donde la acción predomina sobre la actuación.
En este caso era todo lo contrario: el lenguaje corporal, los diálogos, las escenas a medios tonos, máxime que se trataba de una película en blanco y negro, era pura parsimonia cinematográfica, así al menos parecía sentirlo el público.
Había transcurrido más de una hora y…nada. En ese momento, en el silencio de la escena y de  la propia sala, se escuchó claramente: “¡Hasta cuando, cácaro!”.
La explosión de risas y la chunga ha que dio lugar, hizo casi imposible detectar la escena pornográfica estelar.
Concluyó la cinta con la ambigüedad de algunas películas europeas: no se definió si la protagonista (la Moreau) se quedó con sandía o con melón o con un chabacano.

Para los espectadores resultó un fiasco, lejos, muy lejos, de un espectáculo libidinoso magnificado por la propaganda mercantilista.


“Mucho ruido y pocas nueces”

Ninguna lección pornográfica. La vanguardia francesa de la liberación sexual nos quedó a deber. Vista a una distancia de más de medio siglo, esa película sería a la fecha calificada con una “B”, propia para adolescentes de 12 a 15 años, y de seguro, ni con ellos ganaría una estrella.

De seguro esta opinión me costará acerbas críticas de los especialistas del “Cine de Arte”, como de seguro lo haría nuestro buen amigo Max Rivera, pero ¿qué quieren? el cine es un placentero pasatiempo y definitivamente esta película no tuvo el impacto que unos pocos buscan como joyas del cine como el Séptimo Arte, al menos así sucedió en San Luis.


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