Una supernova
Más allá del entretenimiento el valor de una película, de una buena película es que te lleve a la reflexión. En ese sentido en el canal denominado “Cine Europeo” pude disfrutar de un film producido por la B.B.C. de Londres, lo que, por lo general, es sinónimo de calidad.
La cinta se llama “Un amor memorable”, título en español y en inglés “Supernova”.
La película toca varios temas que constituyen la trama. Uno de ellos, es la enfermedad de Alzheimer, temible mal, tal vez menos atemorizante que el cáncer pero más deshumanizante, pues en forma inexorable porque una vez que te atrapa te va despojando poco a poco de tu calidad de persona, te va degradando, te va humillando, sin que puedas evitarlo, te convierte de un “ser” a un “no ser”, donde la vida deja de tener sentido y no en forma metafórica sino de la manera más real, más brutal, olvidas que olvidas, a veces destellos de memoria que lejos de proporcionar alegrías a los tuyos les recrudeces la congoja de contemplar un remedo triste y desvalido en que te has convertido.
De eso trata la película… pero eso es sólo una parte, lo qué atrapa del film es cómo los personajes lo afrontan, lo viven y lo resuelven, de cómo emociones y sentimientos juegan “a los dados de Dios” en una ecuación que saben, conduce a la extinción, cómo le sucede en el universo a las supernovas.
En un diálogo de esta película un adulto explica una niña, “somos polvo de estrellas”.
El fantasma del Alzheimer está omnipresente a lo largo de la cinta, nunca se menciona su nombre, pero siempre acompaña como una sombra.
Antaño, en el curso de mi vida, me percaté en episodios lejanos apartados de mi cotidianidad, pero al paso de los años se fue haciendo presente a mi alrededor.
Nunca fue mi maestro en forma presencial, pero en mi vida profesional que encaminé por el campo del derecho penal un libro “Derecho Penal Alemán” debido a la pluma del jurista Hans Welzel, respondió preguntas que ningún maestro de los que tuve, varios muy distinguidos, lo pudo hacer.
Hans Welzel propuso en los años treinta del siglo pasado un cambio de paradigma respecto de cómo se debía entender el derecho penal, en particular la llamada “teoría del delito”. En ese tiempo dominaba la explicación de que el Derecho para poder calificar de ciencia debía concretarse al estudio de la “norma” cómo regla de conducta obligatoria despojada de consideraciones ajenas cómo aquellas de tipo social económico y político, ello llevó a maestros como Hans Kelsen a la llamada “teoría pura del derecho”.
Por los vericuetos que acostumbra la historia, el derrotero de la teoría pura llevo a tiempos del nazismo (1933-1945) a que en Alemania se aprobaran leyes destinadas a proteger a la “raza aria” y de ese modo a la persecución “judía” con leyes de exclusión… y a la larga con la barbarie de campos de exterminio.
Por los vericuetos que acostumbra la historia, el derrotero de la teoría pura llevo a tiempos del nazismo (1933-1945) a que en Alemania se aprobaran leyes destinadas a proteger a la “raza aria” y de ese modo a la persecución “judía” con leyes de exclusión… y a la larga con la barbarie de campos de exterminio.
Haz Welzel, concluida la segunda guerra mundial, reivindica los valores del derecho, en la “teoría de la acción penal” que se apoya en la idea central de que toda norma o ley penal debe cumplir, además de los requisitos que marque la constitución para que sea discutida, aprobada y sancionada, el de que se satisfaga un mínimo de contenido ético social, o sea, que proteja a mayorías y minorías en sus derechos fundamentales.
A raíz de esas ideas el Derecho penal cambió de propuesta y la actual deriva de sus brillantes ideas.
En México, hasta principios de la década de los años noventa del siglo pasado, la teoría de la acción penal era un una ilustre “desconocida”. A estas fechas somos el resultado de la propuesta de Hans Welzel.
Por las fechas en que Welzel se fue defendiendo en nuestro medio jurídico, me enteré de que el maestro había fallecido y después con mucho pesar supe que en sus últimos años padeció Alzheimer. Sentí pena por él y por nosotros por su ausencia en vida y su ausencia en muerte, lamentando que mente tan brillante haya desaparecido de esa forma, sin embargo, lo hizo como una “supernova” al morir permanece brillando intensamente en el firmamento del Derecho.
A raíz de esas ideas el Derecho penal cambió de propuesta y la actual deriva de sus brillantes ideas.
En México, hasta principios de la década de los años noventa del siglo pasado, la teoría de la acción penal era un una ilustre “desconocida”. A estas fechas somos el resultado de la propuesta de Hans Welzel.
Por las fechas en que Welzel se fue defendiendo en nuestro medio jurídico, me enteré de que el maestro había fallecido y después con mucho pesar supe que en sus últimos años padeció Alzheimer. Sentí pena por él y por nosotros por su ausencia en vida y su ausencia en muerte, lamentando que mente tan brillante haya desaparecido de esa forma, sin embargo, lo hizo como una “supernova” al morir permanece brillando intensamente en el firmamento del Derecho.
P.D. Esta película supongo que es posible verla localizando por Internet u otro medio de “inteligencia”. No he mencionado otros temas de la película que son valor agregado. Vale la pena.
Para variar empecé a escribir pensando en esos otros temas, pero la pluma “cobró vida propia” y resultó lo que ella quiso.
Comentarios
Publicar un comentario