La cita
La cita de hoy nos invita a un encuentro con fecha y hora definidas, pero al mismo tiempo nos inquieta porque desconocemos qué sucederá. Se abren muchas expectativas ante nuestros ojos, y como suele suceder, algunas parecen buenas, otras malas e incluso pésimas. De cómo se desarrolle esta cita depende en gran medida el rumbo que tomarán nuestras vidas. Hoy en día, no todos depositamos las mismas expectativas en ella, lo cual está determinado por varios factores, siendo el principal nuestra personalidad y cómo la hemos construido a lo largo de nuestra vida, si es que no es redundante decirlo así.
Recientemente escuché las palabras del hijo del expresidente Miguel de la Madrid, quien, influenciado seguramente por su entorno familiar y social, se dedica a la política. A pesar de que el recuerdo de su padre no me resulta muy grato debido a la tibieza con la que dirigió al país, su descendiente, al responder a la pregunta: ¿Qué es lo que espera para México en el próximo sexenio? Contestó: “Un cambio de rumbo respecto del actual que permita hacer realidad que millones de mexicanos abandonen la pobreza, sobre todos aquellos en extrema pobreza, y asciendan a la clase media y decidan sus vidas en un terreno de oportunidades similares”.
Según este político, nos corresponde a nosotros, como ciudadanos, elegir este camino y participar activamente para asegurarnos de que quienes lideren los gobiernos, ya sea a nivel federal, estatal o municipal, trabajen verdaderamente en beneficio de las comunidades y no en función de sus intereses personales.
Como consecuencia de lo mencionado, la cita fijada para el día 2 de junio de 2024 se convierte en un punto de partida para que actuemos como verdaderos ciudadanos. Si nos limitamos a cumplir con esta cita y luego nos remitimos a nuestras actividades cotidianas, permitiendo que los políticos actúen según su propio criterio sin rendir cuentas sobre cómo, por qué y en qué se invierte el erario, seguiremos obteniendo resultados insuficientes.
Hoy en día, esta cita se presenta como un desafío porque los que nos invitan, es decir, aquellos que se postulan para dirigir los destinos del país, prometen mucho y han mentido descaradamente, como es usual. Lo peor es que se acompañan de otros políticos con una trayectoria conocida, que, como los árboles frutales, sabemos que no darán peras si son olmos.
Lo que no debemos pasar por alto es asistir a esta cita y apoyar, quizás, la opción que nos parezca menos mala. Sería imperdonable no asistir o no decidir, ya que moralmente no tendríamos autoridad para reclamar, algo similar a lo que se atribuye a la madre del Califa de Granada cuando perdió su reino: "No llores como mujer lo que no supiste defender como hombre".
Gracias, nos vemos el 2 de junio de 2024... si llegamos.
Recientemente escuché las palabras del hijo del expresidente Miguel de la Madrid, quien, influenciado seguramente por su entorno familiar y social, se dedica a la política. A pesar de que el recuerdo de su padre no me resulta muy grato debido a la tibieza con la que dirigió al país, su descendiente, al responder a la pregunta: ¿Qué es lo que espera para México en el próximo sexenio? Contestó: “Un cambio de rumbo respecto del actual que permita hacer realidad que millones de mexicanos abandonen la pobreza, sobre todos aquellos en extrema pobreza, y asciendan a la clase media y decidan sus vidas en un terreno de oportunidades similares”.
Según este político, nos corresponde a nosotros, como ciudadanos, elegir este camino y participar activamente para asegurarnos de que quienes lideren los gobiernos, ya sea a nivel federal, estatal o municipal, trabajen verdaderamente en beneficio de las comunidades y no en función de sus intereses personales.
Como consecuencia de lo mencionado, la cita fijada para el día 2 de junio de 2024 se convierte en un punto de partida para que actuemos como verdaderos ciudadanos. Si nos limitamos a cumplir con esta cita y luego nos remitimos a nuestras actividades cotidianas, permitiendo que los políticos actúen según su propio criterio sin rendir cuentas sobre cómo, por qué y en qué se invierte el erario, seguiremos obteniendo resultados insuficientes.
Hoy en día, esta cita se presenta como un desafío porque los que nos invitan, es decir, aquellos que se postulan para dirigir los destinos del país, prometen mucho y han mentido descaradamente, como es usual. Lo peor es que se acompañan de otros políticos con una trayectoria conocida, que, como los árboles frutales, sabemos que no darán peras si son olmos.
Lo que no debemos pasar por alto es asistir a esta cita y apoyar, quizás, la opción que nos parezca menos mala. Sería imperdonable no asistir o no decidir, ya que moralmente no tendríamos autoridad para reclamar, algo similar a lo que se atribuye a la madre del Califa de Granada cuando perdió su reino: "No llores como mujer lo que no supiste defender como hombre".
Gracias, nos vemos el 2 de junio de 2024... si llegamos.
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