Ukrania
No se avizora que la guerra que emprendió Rusia, y más concretamente el gobierno ruso encabezado por Putin, contra Ucrania, vaya a concluir y menos aún cómo lo va a hacer.
Supongo que, en mi caso, que poco conozco de su historia, de su cultura, de su economía y sobre todo de sus habitantes, resulte bastante aventurado escribir de este acontecimiento que está afectando a casi todos, o a todos, los países del mundo.
Ucrania desde hace decenas o cientos de años ha sido una región caracterizada por su potencial agrícola, tal vez es una de las naciones que produce, año con año, trigo y supongo otros cereales semejantes, los que exporta a Europa, África, América y por supuesto a otras regiones de Asia.
En la Segunda Guerra Mundial fue invadida por los alemanes y en su territorio se libró lo que hasta la fecha parece ser la mayor batalla de cuerpos blindados: algunos miles de tanques alemanes contra otros tantos rusos y después de tres o cuatro días de continua lucha vencieron los soviéticos y la suerte de Alemania quedó decidida. Si bien, todavía esperaban dos años más de lucha.
Al final de la guerra, los rusos se integraban como un conjunto de naciones o repúblicas y eran reconocidos bajo las siglas de la URSS, es decir, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y la principal de ellas lo era la de Rusia y otras más donde destacaba Ucrania por su extensión y por la fama de ser “el granero de Europa”, por su producción mundial en el cultivo del trigo.
La caída del muro de Berlín en 1989, y la apertura a libertades del gobierno de Gorbachov, así como otros factores importantes que fueron resquebrajando el férreo control de gobierno y pueblos, principalmente en la época como la estaliniana, culminaron en el desmembramiento de la URSS y los países de ésta recobraron su independencia, entre otros, Ucrania.
A raíz de que Putin alcanzó el poder en la república rusa se propuso lograr el control de las antiguas naciones de la federación alrededor de Rusia, retomar las antiguas glorias y recobrar su calidad de potencia mundial frente al bloque occidental representado por la ONU y los países del bloque del pacto del Atlántico (OTAN), formado como contrapeso a la URSS a raíz de la guerra fría al concluir la Segunda Guerra Mundial.
En ese complicado y complejo escenario de la geopolítica mundial, Ucrania juega un papel relevante por su posición estratégica (colocado entre países de la OTAN y la propia Rusia) y económica, que en ocasiones se inclina hacia uno u otro bando, máxime que en algunas regiones de este país sus habitantes eran de origen ruso y con estrechas conexiones culturales y económicas con ese país.
En ese contexto, Putin decidió invadir la península de Crimea, región del país ucraniano, y controlar el Mar Negro para así disponer de bases nacionales para su armada naval.
A pesar de su oposición, Ucrania perdió Crimea en el 2014, y vivía asediada por Rusia.
El gobierno de Ucrania, al parecer, no fue dirigido por políticos capaces en el plano internacional, ni en el interno, y fueron acusados de corruptos o de ser “pro rusos”. En ese escenario fue electo un personaje que casi surgió de la nada en el mundo de la política, pues su popularidad la había logrado en el mundo del espectáculo como un comunicador de corte crítico.
Este actor político pronto fue sujeto a las presiones rusas, máxime que se mostraba inclinado a buscar el apoyo occidental e inclusive ingresar al Pacto del Atlántico.
La amenaza de que Rusia invadiera Ucrania en su totalidad estaba presente desde el 2014, con el asunto de Crimea, pero en el 2021 se incrementó bajo el pretexto ruso de que el gobierno estaba dominado por neonazis que ponían en riesgo a Rusia.
A principios de 2022, la amenaza de invasión rusa a Ucrania era patente. Denunciado este hecho ante la ONU, al parecer se difirió por el interés de China de que un evento de esa magnitud empañara los Juegos Olímpicos de Invierno que se celebrarían en ese país; y por ello, por el juego de la geopolítica en donde hasta la fecha, Rusia y China se “apoyan”, la invasión ursa (denominada por Putin, acciones de defensa estratégica) se hizo realidad el 24 de febrero de ese año.
Todo hacía esperar que la guerra desatada por Rusia terminaría con la derrota de Ucrania en unas cuantas semanas, pero el mundo y con ellos Putin, se llevaron una sorpresa, porque los ucranianos, hasta la fecha, cumplido un año, se defienden y ello lo han podido lograr, primero a su espíritu de lucha, a que pelean por su libertad, por su nación; y segundo, porque han recibido apoyo del bloque del Atlántico (OTAN), principalmente de Estados Unidos, en armas y municiones y auxilio a su economía.
En ese ajedrez mundial, como sucedió en la Segunda Guerra Mundial, cuando Inglaterra se encontraba a merced del poderío nazi y todos auguraban su derrota, un hombre salvo al país, y tal vez a Europa misma, Churchill, quien se negó a rendirse, a pactar con el enemigo, y pidió a su pueblo luchar, luchar por tierra, por aire, en el mar, en las calles, en todo sitio hasta vencer, y ofreció para lograrlo “lágrimas, sudor y sangre”.
Pues bien el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, ha logrado hasta ahora, eso le reserve un lugar especial en su país y en el mundo, levantar la moral. Así los ha convocado a luchar “hasta arrojar del país, incluyendo Crimea, al invasor ruso”.
Ojalá lo logre. Él ya alcanzó, a mi juicio, dimensiones churchilianas. Enhorabuena, Ucrania.
P.D En el título de este artículo escribo Ukrania con “K”, porque en estos momentos aciagos, los ucranianos cuentan con mi modesto O.K.
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