Ya caminas lerdo...

A mi padre, Alberto Orellana Martínez, hoy en su cumpleaños ¡Bueno! Pienso que todavía no llego a ese punto… pero no tardo. Ello me remite a una canción, de mis favoritas, “Mi viejo”, porque me recuerda a mi padre, quien toda su vida caminó por la vida erguido, con una señoría y personalidad envidiable, sin ostentación, pero imposible dejar de pasar por alto. Era introvertido, de carácter seco, educado al estilo porfiriano. De seguro su infancia no fue fácil. Desde muy chico, tal vez a los 13 o 14 años, ya tenía trabajo fijo; alrededor de los 15 ya laboraba en calidad de aprendiz en los ferrocarriles, en ese entonces de empresa extranjera. En ese empleo lo sorprendió la revolución. Los trenes y sus operarios pasaban de un bando a otro en la contienda, según eran apresados en el curso de las batallas. Supongo que conservaban la vida porque los necesitaban para utilizar ese transporte tan socorrido en esos convulsos días, lo que no los exentaba del riesgo de morir, pues para detener algú...