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Mostrando las entradas de abril, 2022

La lealtad

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Para mis amigos de los miércoles La lealtad es una de las cualidades más preciadas que puede tener un ser humano. Equivale a fidelidad y honor, y desde luego, encuentra su esencia en el concepto de amor, entendido en su más amplio sentido. La lealtad implica aceptar que existe un profundo respeto hacia quien la profesamos, y que a su vez es recíproca. La lealtad tiene que ver con la sinceridad, con la verdad, con la realidad. Como se nutre del amor al semejante, en ocasiones no expresamos “toda la verdad”, u ocultamos parte de ella en aras de no lastimar o herir sentimientos, ya que con ello afectaríamos a terceros. La lealtad como toda virtud, es muy complicada de explicar y no está exenta de confrontación con otras virtudes, y en ese posible enfrentamiento cabe la posibilidad de tener que sacrificar una en aras de otra, como ante el deber o el daño a otro. Con mi perenne costumbre de acudir a ilustrar lo que trato de explicar, me auxiliaré de una película, Odisea del espacio 2010 . ...

No apto para cardiacos

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En el mundo del deporte, la frase “no apto para cardiacos”, define lo ocurrido en un encuentro deportivo donde el triunfo, o la derrota, según se ubique quien apuesta por uno de los contendientes, oscila de un lado al otro, y acontece, a veces, lo insólito: quien estaba desahuciado se levanta de la “lona” y obtiene la victoria. Toda mi vida he sido aficionado a los deportes. De niño y de joven me sabía los nombres de muchos futbolistas de la liga de la “patada”. Por ejemplo, mi equipo, el León, contaba entre sus filas con un goleador que denominaban “El Dumbo López”; también había un defensa que usaba una especie de gorra y que era argentino, Battaglia, de apellido obviamente italiano, o el portero peruano de apellido Arenaza, mejor conocido como la “pantera negra”. Ya después, conocí a otros destacados atletas de este deporte como el Jamaicón Villegas, que por accidente dio nombre al “Síndrome del Jamaicón”, que tiene que ver con la nostalgia que invade al mexicano que por a...

Hernán Cortés

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Desde niño, mi materia predilecta fue la historia. En esa época dominaba el tema de la conquista de México, la visión de los pueblos indígenas. Personajes como Cuauhtémoc o Cuitláhuac, de parte de los aztecas, o de Xicoténcatl (el joven) por los tlaxcaltecas, destacaban en nuestro imaginario infantil como héroes frente a los conquistadores españoles. La historia que aprendíamos estaba plagada de mitos, y era fundamentalmente memorística, es decir, una sucesión de fechas, lugares, batallas. Estaba alejada a millones de años luz de un análisis crítico, de cuestionar los sucesos y los personajes, distanciada de análisis sociológicos, económicos u otros aspectos fundamentales para comprender o tratar de entender por qué se dice que las cosas acontecieron de la manera que nos llega hasta nosotros. Por ejemplo: ¿cómo explicar que escasos 500 soldados pudiesen conquistar un imperio de miles de guerreros? ¿cuáles fueron o pudieron ser las causas del colapso del mundo indíge...

La ridícula idea de no volverte a ver

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A mi esposa y a mi hijo Alejandro La expresión que encabeza estas líneas es el título de una novela de una escritora española, Rosa Montero, cuya lectura había postergado para dedicarme a otros, suponiendo que el tema de ésta sería sobre algún tópico romántico que tuviera que ver con el rompimiento de una relación y de cómo no llegar a ese punto. Puedo decir que me equivoqué redondamente, pues apenas he iniciado y me ha “atrapado” como pocos. Relata la vida de Marie Curie, una de las más extraordinarias mujeres del siglo XX, si bien su nacimiento se remonta a fines del XIX. Sin duda se seguirá hablando de ella a lo largo de los años por venir. La cuestión es que a partir de su biografía “involuntaria”, Rosa Montero se plantea una cuestión común pero tan difícil de explicar, que se refiere al dolor que provoca la pérdida de un ser querido. Ella dice: En el origen de la creatividad está el sufrimiento propio y el ajeno. El verdadero dolor es inefable, nos deja sordos y mudos, está más al...