Ni una pregunta más
Nuevamente, después de un año, aquel discípulo que en un examen extraordinario de la materia de Derecho Penal falló en el tema del llamado “Delito Imposible”, y de haber porfiado en obtener la licenciatura repitiendo el curso en esa materia, se presentó a su examen final.
Parece ser que el ser humano está condenado a repetir la historia,
en este caso, la muy particular del empleado de la Administración de Correos,
pues a las preguntas de los sinodales daba tumbos, respondía a medias fallaba
unas, acertaba a pocas.
Después de batallar minutos, para el sustentante de angustia,
sentado con sus libros frente a él, cerrados como celosos guardianes de un
tesoro, y para los sinodales, indecisos ante respuestas poco satisfactorias; al
filo de la navaja entre aprobar y reprobar, esta vez sí sucedía lo segundo, al
borde de ser separado como alumno y trunca su terquedad de ser abogado.
Al fin, uno de
los sinodales, le expresó:
- “No sabemos si pasarte o
reprobarte, pero si contestas bien la siguiente cuestión, estás aprobado”.
El alumno silencioso, escuchó el ultimátum:
El maestro continuó:
-
“Dime la principal condición
que debe existir para que se presenta la legítima defensa”.
El interpelado, de repente se levantó de su asiento, tomó sus libros bajo el brazo y dijo:
-
“Que exista una agresión
ilegítima” y agregó, “ni una pregunta más”, y raudo se encaminó a la salida del
aula.
El maestro
apenas tuvo tiempo de decirle, “Espérate, llévate tu boleta de calificación, estás
aprobado”.
Comentarios
Publicar un comentario