Un héroe fatigado
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Amanece. Estoy seguro. Hoy libraré la última batalla. Siento un cansancio insoportable. Levantar el escudo, el arma, exige una voluntad que apenas puedo cumplir. Desde hace tiempo está a mi lado. Casi no noté cuando llegó, como figura difusa, transparente; su rostro a veces aparecía con la faz de seres queridos ya desaparecidos. Ya empezó el fragor de la batalla, no lo presiento, lo sé. No me asusta, no me atemoriza, la guerra ha durado demasiado, los dolores físicos y espirituales crecen y se han vuelto insoportables. Sucedió. Está a mi vista, como una película, lo que ha sido mi vida. Desde mi lejana infancia, adolescencia, mi juventud de feliz universitario en la ciudad de Guanajuato, mi vida de ingeniero minero con los rostros ennegrecidos de mis compañeros en el fondo de las minas, hasta los cargos administrativos en la dirección de empresas mineras, y en los últimos años como experto en ventilación de minas proponiendo medidas de seguridad que terminaban en manos de una cadena je...