Vueltas que da la vida
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- Son ustede s un atajo de vacas pendejas (sin agravio para las vacas) -tronó el comandante- ¿cómo es posible que no encuentren la manera de correrlo? El comandante se refería al director de la Academia de la Policía de Torreón, donde se capacitaba a los aspirantes a policías. El que encabezaba el atajo, balbuceaba una torpe explicación que ponía en evidencia la “superioridad” de su I.Q sobre el resto de la manada: es que la acción que sugirió no funcionó. - Guevarita, explotó el comandante, ¿a quién se le ocurre comunicarle su destitución por no haber enviado una información que te había remitido hace dos meses? Y por no leer ni lo que te corresponde, la Comisión de Derechos Humanos ya me requirió información por la posible violación de derechos a los cadetes de la Academia. - Guevarita, te pasaste la raya. El director te comunicó tres veces que las raciones de comida para los cadetes eran insuficientes en calorías y que tú eras el responsable del encargado del comedor. ...