Un ahuehuete ha desaparecido / A Don Sergio Pérez Merodio
A Don Sergio Pérez Merodio Ha desaparecido un ahuehuete. Como esos árboles centenarios que dan sombra y cobijo a generaciones, mi compadre —casi centenario, hombre de larga vida— llegó al final de su existencia. Bajo su sombra cobijó a una familia y a una pléyade de amigos que tuvimos la fortuna de gozar de su presencia bienhechora. A veces, los encuentros más significativos parecen obra del azar y no dejan de causar asombro. Cuando Sergio y su familia iniciaban su vida en la Comarca Lagunera, nada hacía suponer que nuestros caminos llegarían a cruzarse. Veníamos de lugares distintos, de entornos diferentes y, sin embargo, la vida se encargó de unirnos. Sergio y Zoilita, con sus hijos pequeños, se establecieron en la colonia Las Rosas, en Gómez Palacio. A él lo habían designado a un puesto directivo en una sucursal del Banco de Londres y México, que a mediados del siglo XX se transformó en el Banco Internacional. Por ello tuvo que trasladarse a su nuevo destino laboral: la planta baja ...